lunes, 20 de marzo de 2017

Martirologio Romano 20 de marzo


SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada
Virgen María

Patrono de la Iglesia Católica; trabajadores; carpinteros; artesanos; personas en trance de muerte; familia; padres de familia; mujeres embarazadas; matrimonios; niños por nacer; tesoreros; emigrantes e inmigrantes; viajeros; ingenieros; justicia social; quienes luchan contra el comunismo. Se lo invoca cuando se quiere comprar o vender una propiedad; en los momentos de duda; para pedir, por su intercesión, una buena y santa muerte.

(Trasladada desde el 19 de marzo)


Teniendo, pues, qué comer, y con qué cubrirnos,
contentémonos con esto.
(1 Timoteo 6, 8)

  • En Judea, el dichoso tránsito de san José, Confesor, Esposo de la bienaventurada Virgen María y Patrono de la Iglesia universal. (trasladada desde el 19 de marzo)
  • En Judea, el tránsito de san Joaquín, padre de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, Confesor. Su fiesta se celebra el 16 de Agosto.
  • En Asia, el tránsito de san Arquipo, que fue compañero de san Pablo Apóstol, quien hace mención de él en la Carta a Filemón y en la escrita a los Colosenses.
  • En Siria, los santos Mártires Pablo, Cirilo, Eugenio y otros cuatro.
  • En el mismo día, los santos Fotina, Samaritana, José y Víctor, sus hijos; Sebastián, Capitán, Anatolio, Focio, Fótides y dos hermanas, Parasceves y Ciríaca; todos los cuales, por confesar a Cristo, consiguieron el martirio.
  • En Amiso de Paflagonia, siete santas mujeres, a saber: Alejandra, Claudia, Eufrasia, Matrona, Juliana, Eufemia y Teodosia; que, por confesar la fe, fueron martirizadas, y a quienes siguieron Derfuta y una hermana suya.
  • En Apolonia, san Nicetas, Obispo, que desterrado por el culto de las sagradas Imágenes, entregó allí su espíritu a Dios.
  • En el monasterio de Fontenelle, en Francia, san Vulfrán, Obispo de Sens, que, renunciando el Obispado y esclarecido en milagros, pasó allí de esta vida.
  • En la Gran Bretaña, la feliz muerte de san Cutberto, Obispo de Lin-disf arne; el cual, desde la niñez hasta la muerte, resplandeció en santas obras y milagros.
  • En Sena de Toscana, el beato Ambrosio, de la Orden de Predicadores, ilustre en santidad, predicación y milagros.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.





SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada Virgen María

San José fue esposo legal de María y padre nutricio de Jesús. Bastan estas dos palabras para su elogio. La gran humildad de que dio pruebas ejerciendo el oficio de carpintero, la solicitud con que rodeó la infancia del Salvador, su respeto para con la Madre de Dios, lo hicieron digno de morir en los brazos de Jesús y de María. ¡Oh dulce muerte! ¿Quieres tú morir como él? Imita sus virtudes e invoca su protección.


MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ

I. San José mereció, por su pureza, el honor de ser elegido por Dios para ser el esposo de su Madre. ¡Qué gloria para ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra! Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.

II. Fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura (San Agustín).

III. San José murió en brazos de Jesús y de María. Tú también quieres terminar tu existencia con una muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José. Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.

La devoción a San José.
Orad por los agonizantes.


ORACIÓN
Haced, Señor, que los méritos del bienaventurado José, esposo de vuestra Santísima Madre, nos ayuden, a fin de que obtengamos por su intercesión lo que nuestra flaqueza no puede merecer. Vos que, siendo Dios, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.





Fuentes: 
Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








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